Como Jóvenes Adultos
Solteros andamos en el sendero estrecho con obstáculos, con pruebas, con
dificultades y con una gran gama de decisiones que tenemos que tomar día a día. Estamos caminando en el desierto como el pueblo de
Israel lo hizo en el éxodo de Egipto hacia tierra prometida. Cada paso se vuelve
pesado, más duro todavía. Nuestra hambre y sed no son saciadas. Nuestras
rodillas se doblan con el transcurrir del tiempo. El miedo y el temor se
vuelven grandes murallas y muros, los cuales no nos permiten ser libres ni
avanzar en el sendero estrecho de la vida, ni por el desierto.
En alguna
ocasión cuando recorría Berlín, me encontraba en los restos de lo que había
sido la gran cortina de hierro, construida el 13 de agosto de 1961 por el
gobierno de la República Democrática Alemana como consecuencia de la guerra
fría en la que se encontraba el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Una
nación separada por dos ideologías, un pueblo dividido por una muralla y, en
general, el miedo y la sospecha se levantaban para obstaculizar la unidad del deutsche Folk (pueblo alemán). Ahora
sólo se sostienen unos cuantos metros de longitud de lo que fue el muro de
Berlín, exponiéndose murales e imágenes que hacen alusión a la unidad de un
solo pueblo. Vi con mucho agrado un mural donde algunas personas de distintos
orígenes étnicos trabajaban en conjunto para derribar cada ladrillo y cada
piedra del muro. Había una frase magnífica en su parte superior que decía: “Es gilt viele Mauern abzubauen” (Se
vale demoler muchas murallas).
En ocasiones hacemos que nuestros miedos se
conviertan en aquellos muros que impiden nuestro crecimiento y nuestro progreso
en esta tierra. El apóstol Pablo le recuerda a su amado discípulo Timoteo:
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de
dominio propio” (2 Timoteo 1:7). La fuerza para seguir adelante la encontramos
en Dios, en su amor, en su poder, en su sacerdocio y en el conocimiento que nos
proporciona y nos brinda para seguir caminando cada paso con mayor esperanza en
el desierto.
La guerra la tenemos ganada, pero en ocasiones somos como el
criado de Eliseo preguntando en medio de la batalla: “¡Ah, señor mío! ¿qué
haremos?” con una voz temblorosa, con un corazón palpitante y con una mente llena
de dudas. La respuesta de Eliseo es hermosa y esperanzadora. Él le dice a su
siervo: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que
están con ellos” (2 Reyes 6:16y17). De la misma manera digo: no tengamos miedo
porque Dios Nuestro Padre está de nuestro lado y no de ellos.
No podemos
fallar, somos una generación escogida y bendecida para tomar las mejores
decisiones, para seguir firmes en el Evangelio y para lograr derribar las
murallas y los muros que se nos presentan en el transcurrir de nuestra vida.
Sólo tenemos que seguir caminando sin desfallecer y estoy seguro que los
milagros llegarán para resolver nuestros problemas y desafíos que tenemos día a
día.
Un Testimonio Poderoso, mi hijo, un testimonio es una manifestaciòn de FE y todo lo que tù expresas es una FE inquebrantable, es una FE como la que Nuestro Señor Jesucristo, Nuestro Maestro, deseo que debemos tener, una FE con acciòn, una FE con valentìa, una FE con obras, ya que hacer nuestra parte, tambièn es fundamental. Muchas gracias por este excelente mensaje. Que Nuestro Padre Eterno te colme de bendiciones a ti y a tù esposa.
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