Enmedio de la incertidumbre


Ver el dolor en los ojos de mi amiga me rompió el corazón. Ella lucha por sentir que su vida tiene un propósito y una dirección en el contexto del evangelio restaurado. Mis retos no son los mismos que los de ella, pero yo, como muchos otros, también he luchado con las mismas preguntas fundamentales: ¿Dónde encajo yo? El plan de felicidad de Dios ¿es también posible para mí?


He experimentado momentos en que la situación no parece ir de acuerdo con la dirección de Dios o de sus promesas, por lo que es imposible ver cómo podrían cumplirse. Como cuando me sentí impulsada a comenzar una relación creyendo que iba a funcionar, y no fue así. O cuando a mi madre, que luchaba contra el cáncer, se le prometió en una bendición del sacerdocio que iba a ser curada, pero falleció poco tiempo después.
Creo que los seres humanos anhelamos tener seguridad y control. Cuando nos encontramos con problemas complejos y situaciones más difíciles como la poligamia o restricciones del sacerdocio, o unas intensamente personales, como los que tienen atracción hacia el mismo sexo o hacen frente a un divorcio o la muerte― queremos darles sentido. Queremos saber por qué está sucediendo y cómo todo va a salir bien. En ausencia de una explicación clara, nosotros u otros podríamos inventar una.
La verdad es que a veces tenemos que lidiar con la ambigüedad. Por mucho que lo deseemos, Dios no siempre nos da explicaciones precisas para todo. Él es su propio intérprete; Él se revela a su manera y en su debido tiempo, línea por línea.
Hay algunas ideas que nos pueden ayudar mientras navegamos en tiempos de incertidumbre.

1. Lo que sí sé me ayudará a tener paciencia para lidiar con lo que no sé
Desde que mi madre falleció, he reflexionado a menudo sobre la experiencia de Nefi cuando el ángel le pregunta: "¿Comprendes la condescendencia de Dios?"
Después de lo que me imagino que fue un momento de profunda reflexión, Nefi responde: "Sé que ama a sus hijos; sin embargo, no sé el significado de todas las cosas" (1 Nefi 11: 16-17).
Este conocimiento de que Dios ama a sus hijos no quita el dolor de nuestra incertidumbre o hace que todo esté bien. En su lugar, este conocimiento nos da el valor de continuar en nuestro camino a través del a veces largo y doloroso proceso de llegar a comprender.

2. No puedo evitar la incertidumbre, tengo que ir a través de ella
Lidiar con la ambigüedad y la incertidumbre es difícil. Puede ser doloroso y confuso, pero no hay manera de evitarlo. Tenemos que ir a través de ella para ganar la paz y la comprensión.
Me senté en mi habitación y me quedé mirando por la ventana. A pesar de todos mis esfuerzos, mi relación había terminado. ¿Por qué tenía que pasar por eso? Había intentado tan duro. Sentí que todo estaría bien y que necesitaba seguir adelante. Y mientras sabía que había aprendido algunas lecciones importantes, me preguntaba si era necesario el dolor que me causé a mí misma y a otros en el proceso. De alguna manera yo debería haber sabido mejor antes que intentarlo, pensé.
Y entonces vino este pensamiento: yo no podía. No podría haber sabido mejor. Es debido al proceso que atravesé que gané el entendimiento que tenía. Tan difícil como es, el proceso tiene poder, y es la fe en las promesas de Dios lo que nos ayuda a salir adelante.

3. Dios vendrá en tu ayuda
En momentos de intensa lucha, a veces miro hacia arriba y grito: "Dios, no sé. No sé cómo va a funcionar mi vida. Pero tú lo sabes. Ayúdame a seguir adelante. Ayúdame a tener paciencia hasta que pueda entender”.
Me he dado cuenta que Dios no le negará a ninguno de nosotros la oportunidad de tener una experiencia personal con Jesucristo. La vida se hace real. Pero la Expiación también lo es. En momentos de duda e incertidumbre, tenemos la oportunidad de buscar al Salvador más fervientemente, más sinceramente, y llegar a conocer a un nivel profundo cómo la Expiación se aplica a nosotros personalmente. Cuando venimos a Cristo, Él viene a nosotros.
En Isaías 49:23, Dios está hablando a su pueblo del convenio sobre el momento en que se cumplirán sus promesas. El Señor les dice: "y sabrás que yo soy Jehová, porque no serán avergonzados los que esperan en mí."
En tiempos de ambigüedad e incertidumbre, voy a mantener mis convenios y esperarlo. Él vendrá. Sus promesas se cumplirán. Voy a verlo y conocerlo "como fui conocido" (1 Corintios 13:12). Y no seré avergonzada al haber esperado por Él.

Ariel Szuch es una escritora originaria de Boise, Idaho. Le encanta bailar, cantar, y pasar tiempo con su familia. Sirve como maestra de escuela dominical y directora del coro de su barrio.

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