5 razones por las que es un milagro tener las escrituras

Muy a menudo olvidamos que vivimos en la plenitud del cumplimiento de los tiempos, y todas las bendiciones que recibimos por eso, es tan cotidiano para nosotros que ya no lo notamos y mucho menos valoramos. Nuestra vida es muy distinta a la de nuestros antepasados, contamos con comodidades y tecnología con la que solo se podía soñar. Y seguro nunca han pensado que el poder leer las escrituras en nuestro hogar es una experiencia que es exclusiva de nuestra época.
¿Por qué?

1. El "libro" no existía

Fue hasta el siglo II d. C. que el hombre inventó el libro como lo conocemos (papel flexible, cosido a  un soporte de forma rectangular), antes de eso, para poder conservar un texto se usaron piedras, tablas de arcilla, láminas de metal, rollos de papiro, pergamino, telas y otros materiales, muy poco prácticos comparados con los libros de papel.

2. Los libros eran increíblemente caros.

Antes de la revolucionaría invención de la imprenta los conventos medievales se encargaban de transcribir los libros existentes, si querías una copia debías esperar a que un escriba lo transcribiera en su totalidad, lo que podía llevar años. Los libros costaban una fortuna, por lo que solo las personas adineradas y la iglesia católica tenía acceso a ellos.


3. La falta de puntuación hacía imposible leer en voz baja

No fue sino hasta la invención de la imprenta por Jogannes Gutenberg que el uso de los signos de puntuación comenzó a hacerse común. Llegar a usarlos con regularidad fue incluso más difícil que la invención de la imprenta. Durante siglos los textos se escribían sin ellos lo que hacía muy difícil entender por completo lo que el autor trataba de decir. Ni siquiera existía la separación entre palabras (imagínenleertodalabibliaasí), que hacía imposible leerlos sin ser erudito, era necesario estudiarlos durante meses o incluso años para poder interpretar lo que decían y para leerlos tenías que hacerlo en voz alta, con tu propia entonación y pausas ya que estas no existían en el texto. No era posible leer un texto al primer intento ni tampoco en voz baja.

4. No existían "La Biblia" ni "El Libro de Mormón"

La Biblia es un conjunto de textos escritos en hebreo, arameo y griego que se escribieron a lo largo de 1000 años, los textos más antiguos con los que contamos son del siglo X a. C. No fue sino hasta el año 382 de nuestra era que en el Sinodo de Roma la iglesia católica hizo la primera compilación de textos que formaron la Biblia, la cual se tradujo al latín. A partir de entonces reformadores y protestantes han modificado la cantidad de textos que se incluyen, así hasta llegar a la versión que tenemos ahora. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días utiliza la versión del Rey Santiago, usada por los protestantes.
Por otro lado El Libro de Mormón, aunque hace referencia a un pueblo que vivió del 600 a.C. hasta el 421 d.C. no fue publicado sino hasta el año 1830. Fue un texto que en su totalidad fue pensado para nuestra época, los nefitas y lamanitas nunca tuvieron el libro, así que las enseñanzas contenidas en él están dirigidas a nosotros y a nadie más. Antes de 1830 el mundo no conocía algo como "El Libro de Mormón".

5. No se tenía acceso a las escrituras

Durante los 1000 años que duró la Edad Media las personas "comunes" no tuvieron acceso a la Biblia, ya hemos hablado del costo de los libros, pero no era el único factor que lo impedía, las escrituras estaban en latín y solo los del clero podían leerlas, incluso muchos de ellos nunca la estudiaron. Ademas, la iglesia católica prohibía tajantemente que las personas tuvieran acceso a ellas. No fue sino hasta el movimiento protestante en el siglo XVI que esto empezó a cambiar, existía un  profundo anhelo por llevar la "palabra de Dios" a todas las personas, pues consideraban que la iglesia católica se había corrompido. Hombres como William Tyndale tuvieron que padecer la muerte por haber traducido la Biblia al inglés y muchos otros fueron perseguidos, excomulgados y muertos en su búsqueda por acercar las escrituras al pueblo. Fue gracias al sacrificio de estos hombres que la familia Smith pudo tener una Biblia que permitiera la Restauración del Evangelio en el siglo XIX

El hecho de que hoy día tengamos a mano las escrituas y que sea muy fácil adquirirlas y leerlas no hace que deje de ser un milagro, ha sido un camino largo y difícil. La próxima vez que tomes en tus manos tus libros canónicos piensa en lo afortunado que eres de tenerlos.

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