Creemos en el sexo



Amén de que enriquezcamos la discusión con opiniones personales y más citas de autoridades generales, les presento un artículo que encontré en un viejísimo Ensign cuando era un joven misionero.

Y serán una sola carne
Comentarios sobre la intimidad en el matrimonio
Por Brent A. Barlow
Artículo publicado en Ensing, septiembre de 1986

Hace muchos años, cuando era un joven misionero y acababa de recibir un nuevo compañero, nos encontramos con un ministro protestante que nos invitó a su casa para guarecernos del frío. Tras intercambiar puntos de vista sobre varios temas, nos preguntó: “¿Y cuál es la postura de los mormones respecto a la sexualidad?”.

Yo me sobresalté y bebí de prisa mi vaso de chocolate caliente, pero mi nuevo compañero apenas se movió. “Bueno”, dijo el ministro después de un silencio momentáneo, “¿podrían enseñarme por favor la filosofía mormona respecto a la sexualidad?” Se me trabó la lengua y creí que mi nuevo compañero no sabía nada del asunto. Pero cuando él se dio cuenta de que yo no tenía respuesta alguna, le dijo al ministro: “Hermano, creemos en ella”.

Eso fue hace 20 años, y me han hecho la misma pregunta numerosos alumnos, amigos y compañeros, tanto miembro de la iglesia como los miembros. Y aún no he podido dar una mejor respuesta que aquella que dio aquel compañero mío que yo creí ingenuo: “Creemos en ella”.

Y es que creemos en ella en la misma medida en la que sabemos del dolor que sobreviene por el uso inapropiado de la sexualidad fuera de los lazos del matrimonio. Estamos agudamente conscientes de lo que los profetas, Antiguos y modernos, hablar contigo respecto. Alma declaró a su hijo Coriantón: “la maldad nunca fue felicidad”(alma 41:10).

Sin embargo, también creemos en el bien que puede derivar del uso apropiado de la intimidad en el matrimonio. Sabemos del gozo y la unidad que puede adquirir un matrimonio cuando se nutre este aspecto particular de la relación conyugal.

Y aún así, A pesar de que la sexualidad potencialmente contribuye al gozo en el matrimonio,  para muchos es una fuente de frustración y a veces de contención.  derecho, la incapacidad de las parejas para relacionarse íntimamente es una de las principales causas de divorcio. El presidente Spencer W. Kimball hizo notar que aún en nuestra iglesia,” si analizan los divorcios, Como nosotros lo hemos tenido que hacer en los últimos años, se encontrarán con que hay una, dos, tres, cuatro razones. Generalmente el sexo en la primera: no se involucran sexualmente; y podrán no decir eso en las cortes, incluso podernos decírselo a sus abogados pero esa es la razón.” (The Teachings of Spencer W. Kimball, ed. Edward L. Kimball, Salt Lake City: Bookcraft, 1982, p. 312).

¿Por qué algo tan hermoso se vuelve a veces la fuente de tantos problemas? Parte de la dificultad tiene que ver con ideas erróneas. Algunas personas creen todavía que la intimidad sexual es un mal necesario por medio del cual tenemos hijos. Estas personas aprenden una visión distorsionada de los padres que se avergonzaban demasiado por el tema como para platicar de esos asuntos con sus hijos, o que estaban tan preocupados por que sus hijos vivieran la ley de castidad que sólo les enseñaron las consecuencias negativas del uso inapropiado del intimidad.

Algunos desarrollan actitudes inapropiadas apartir de interpretaciones erradas de versículos determinados de la biblia. En Efesios 5:22, por ejemplo, se insta a las mujeres a”someterse” A sus esposos. Muchos han creído equivocadamente que esta escritura enseña que las mujeres deben someterse o humillarse ante sus maridos aún contra su propia voluntad. Bajo esas condiciones, no se promueve la unidad marital en pensamiento ni en acción.

No bastante, en la realidad, la sexualidad es un poder hermoso dado por Dios a la humanidad. El presidente Kimball ha observado: “la Biblia celebra el sexo y su uso apropiado, presentándolo como creado por Dios, ordenado por Dios y bendecido Dios. Deja en claro que Dios mismo implantó el magnetismo físico entre los sexos por dos razones: para la propagación de la raza humana, Y para la expresión de ese bello amor entre varón y esposa, que es lo que hace la verdadera unidad. Su mandamiento al primer hombre y a la primera mujer de ser ‘una sola carne’  fue tan importante como el de ‘fructificad y multiplicaos’.” (citando a Billy Graham, Ensign, Mayo de 1974, p. 7).

También es interesante notar que la palabra sexo o sexualidad no aparece en las escrituras. En vez de ello, se lo describen términos sagrados con las palabras conocer o conoció. Esta idea de “conocimiento” o “allegarse a” implica un aspecto profundamente satisfactorio del amor en el matrimonio.

Para ser capaces de conocerse físicamente, las parejas necesitan hablar acerca de las dimensiones físicas de su relación. Los compañeros que se sienten libres para platicar sobre finanzas, disciplina, actividades recreativas y cosas así, con frecuencia se sienten incómodos al platicar sobre este tema íntimo. Y muchas veces asumen que su relación íntima simplemente debe “darse de forma natural” Y que hablar bello significa que algo anda mal. Si bien es cierto que estas cosas íntimas no deben discutirse con amigos ni con parientes, debido a su naturaleza sagrada, también es cierto que es totalmente apropiado platicar de ello entre cónyuges.

Al respecto, el élder Hugh B. Brown ha señalado: “Muchos matrimonios han encallado en los peligrosos peñascos del comportamiento sexual ignorante y sin fundamentos, Antes y después del matrimonio. Una enorme ignorancia por parte de los recién casados acerca del tema del lugar y funcionamiento apropiados para el sexo resulten mucha infelicidad muchos hogares rotos.

“Miles de jóvenes llegan al matrimonio casi sin instrucción alguna respecto…

“Si ellos, tienen el matrimonio como la más glorifícante íntima de las relaciones humanas, procuraran ser aptos para sus responsabilidades, Si discutieran con franqueza los delicados y santificador es aspectos de una vida sexual armónica que implica el matrimonio… se podría evitar mucho dolor, muchos corazones rotos y muchas tragedias”(You and Your Marriage, Salt Lake City: Bookcraft, 1960, p. 22-23, 73).

Hablando de esta relación íntima –incluyendo los sentimientos y la carga emocional que acompaña –, se puede hacer mucho para fortalecer un matrimonio.

Algunos problemas en este aspecto del matrimonio aparecen cuando uno de los cónyuges no limita imprudentemente con lo usa inapropiadamente. La sexualidad debe ser una parte integral del amar y el dar. Todo uso que no incluya estos sentimientos es inapropiado.

En mi trabajo como consejero matrimonial, he descubierto que hay parejas que sienten que la sexualidad debería restringirse a una sola dimensión: la reproducción. Pero el presidente Kimball ha dicho: “No conocemos invitación alguna del señor por la que las experiencias sexuales entre esposos tengan que limitarse totalmente a la procreación de hijos” (Ensign, octubre de 1975, p. 4). La procreación es un aspecto integral y hermoso de la vida matrimonial, pero usar la sexualidad sólo para ese propósito es legal su gran potencial como una expresión de amor, compromiso y unidad.

Por otra parte, hay parejas que parecen sentir que la única razón por la que existe la sexualidad es la gratificación física. Estas personas se obsesionan tanto con la adquisición de sensaciones en la emoción del amor se hace a un lado por completo. Otros usan la sexualidad como un arma una herramienta de oferta. Esto no sólo es un uso equivocado de un privilegio otorgado por Dios, sino que manifiesta un gran egoísmo por parte de quien hace de la sexualidad una gente destructivo en vez de un elemento unificarán el matrimonio.

La falta de información acerca de las expresiones y sentimientos sexuales del hombre la mujer también puede causar problemas en el matrimonio.

Cierta gente se aferra a viejos estereotipos, asumiendo equivocadamente que las mujeres son menos sexuales que los hombres. No hace mucho fui invitado a hablar ante un grupo de matrimonios miembros de la iglesia acerca de la sexualidad en el matrimonio. Al final de mis comentarios, Una joven esposa me pregunto: “¿Por qué la carga sexual es mucho mayor en los hombres que las mujeres?” Les dije a los asistentes que yo me cuestionará seriamente si eso era cierto juntos por años se ha caído ampliamente que los hombres tienen el mayor interés y conducta acerca de la plenitud sexual. Además, muchas mujeres han sido condicionadas puntualmente a creer esos inclinaciones sexuales son menores que las de los hombres, y que si no es así entonces algo está mal. Pero las investigaciones recientes indican que la capacidad para la respuesta sexual en las mujeres es tan grande, y muchos casos mayor, que la del género masculino. Reconocer este dato puede ayudar ambos cónyuges a estar más alertas y perceptivos a los deseos y expectativas del otro.

A veces, la imagen de los hombres y las mujeres mostrados en los medios de comunicación influyente incorrectamente nuestra percepción de la sexualidad. Nunca presentan una relación marital balanceada, madura y amorosa. Los hombres generalmente somos tan fuertes, como héroes arrogantes sin compromisos y con un único deseo: el sexo. Las mujeres se presentan desesperadamente románticas, pragmáticas ejecutivas, opinas, en todo caso, sólo tienen una función: satisfacer el único deseo de los hombres. Ambas visiones distorsionadas niegan la individualidad de hombres y mujeres. hacen a un lado el hecho de que los dos son hijos de dios, con sus propias esperanzas, deseos, talentos y emociones. Cuando un cónyuge olvida esta verdad o ve al otro como un objeto, la sexualidad puede hacer poco o nada para promover la intimidad.

Y entonces llegan, por supuesto, los problemas físicos y psicológicos que dañan este aspecto del matrimonio. Un esposo o una esposa de quien sea abusado sexualmente, por ejemplo, puede presentar problemas de depresión. En estos casos, es apropiado consultar al obispo o a un consejero calificado para tener ayuda. Un médico puede ayudar con los problemas físicos.

Un problema grande al respecto, como en todos los aspectos del matrimonio, es el egoísmo. Dudo que haya una mejor relación humana para enseñarnos la necesidad del amor cristiano, ese amor incondicional que nos persuade pensar más en el otro en nosotros mismos, el matrimonio. Aún así, muy pocos, aún aquellos que aparentemente tienen un buen matrimonio, al aprendido amar así. No siempre es fácil hacer a un lado toda otra consideración y ver que necesita nuestro cónyuge para luego hacer lo mejor que podemos por complacerlo o complacerla. Una  joven esposa dijo que el problema no era necesariamente que los cónyuges no supieran como amarse, Sino que “la gente no sabe cómo amar a la gente”. Tendemos a hacer por otros lo que nos haría felices si alguien hiciera lo mismo por nosotros. Y luego nos preguntamos por qué la otra persona no es feliz. Una clave para el éxito en el matrimonio es encontrarlo que haría feliz a nuestro cónyuge y luego hallar gozo en proporcionar esa felicidad.

Cuando consideramos que la sexualidad es vital para la armonía y la felicidad en el matrimonio, llega hacer más que algo quedamos y recibimos. Me gusta pensar que es algo que comparten esposo y esposa. Bien podría ser llamado la custodia sexual.

En la parábola de los talentos, Jesús enseñó que debemos mejorar en lo que sea que se haya confiado a nuestro cuidado (Mateo 25:14-30). Y en el matrimonio nos son dadas muchas custodias compartidas, tales como los hijos, la fidelidad y la manutención diaria de los miembros de la familia. En las escrituras hay ejemplos de custodias compartidas. El Moisés 5 se nos dan puntos de vista de lo que Adán y Eva hicieron y compartieron juntos. En el primer versículo, leemos que “Adán empezó cultivar la tierra, y a ejercer dominio sobre todas las bestias del campo… y Eva, su esposa, también se afanaba con él”. así compartían la responsabilidad del trabajo por la labor la. Al compartir otras dimensiones de la vida, también tenían relaciones sexuales y tuvieron hijos juntos (vers. 2), oraban y recibían inspiración juntos (vers. 4), recibían mandamientos juntos (vers. 5), enseñaban juntos a sus hijos (vers. 12) e incluso se lamentaban juntos (vers. 27).

Pablo se refiere, entre otras cosas, a la responsabilidad sexual cuando dice: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido. Ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.” (1 Corintios 7:3-4).

En mi punto de vista, esto significa que ni el esposo de la esposa controlan solos la relación física, y que cada uno ha de ser diligente en su compromiso para con el otro y tener una actitud de cuidado ternura para con el otro. Teniendo eso en mente, veamos algunas formas en las que tanto esposos como esposa pueden cumplir su parte esta custodia y mejorar esta dimensión de su matrimonio.

Para el esposo

Un esposo necesita pasar tiempo con tu esposa. Los dos necesitan tener tiempo juntos para compartir ideas, crecer y aprender juntos, y experimentar gozo juntos. Una esposa no se sentía muy excitada por un marido que pasa todo el tiempo en el trabajo, en las reuniones de la iglesia, el distracciones que la excluyan, frente al televisor o leyendo el periódico. Un marido que siempre pasa el tiempo en actividades que excluyen a su mujer le comunica ella el mensaje de que no es muy importante para el. Y no debe haber persona más importante en la vida de un esposo que su mujer.

El presidente Spencer W. Kimball, aludiendo a Doctrina y Convenios 42: 22 y(“Amarás a tu esposa con todo tu corazón, y te allegaras paella ya ninguna otra”), dijo que “las palabras ninguna otra se refieren a cualquier otra persona o cosa. De manera que el colegio que llega a ocupar el primer lugar en la vida del esposo de la esposa, Y ni la vida social, ni la vida laboral, ni la vida política, ningún otro interés o cosa alguna deben recibir mayor preferencia el compañero o compañera correspondiente. A veces encontramos mujeres que se entregan y ni mal a los niños a expensas del esposo, en ocasiones aún al grado de aislarlos de él. Esto constituye una violación directa del mandamiento: ninguna otra.” (El milagro del perdón, México: Deseret, p. 256).

Si su esposo pone otras cosas primero y es incapaz de ayer tiempo para desarrollar la intimidad en otras partes de su relación con tu esposa, ella probablemente no estará muy interesada en la intimidad sexual.

Del mismo modo, una esposa no se interesará si siente que su marido no se da cuenta ni se preocupa por lo que parece los pequeños gajes del oficio en su vida. Una esposa me comentó una vez que deseaba que su esposo “llegará del trabajo, me mirara los ojos y me preguntará cómo me había ido el día, y luego me diera un beso y un largo abrazo”. La mayoría de las esposas aprecien profundamente pequeñas ayudas que muestren que sus esposos perciben sus necesidades. Muchas me han dicho la gratitud que sienten cuando sus esposos ayudan en el cuidado de la casa o de los niños después de un día especialmente difícil. Otras esposas agradece la ayuda de sus esposos cuando ellas enferman o están embarazadas o están sobrecargadas con los quehaceres domésticos punto cosas mínimas --”Gracias”, cumplidos, “Te quiero”-- son de vital importancia. cuando se incorporan estos”pequeños” elementos al matrimonio, la sexualidad llegar a ser más significativa y una expresión de un amor más profundo. Sin estos elementos”extraordinarios”, la intimidad sexual puede llegar a ser todo menos satisfactoria para el esposo la esposa.

Las esposas también disfrutan del romance. El problema aquí es que a veces los esposos y las esposas tienen una definición diferente del romance. Muchas esposas incluyen en su definición el tiempo que pasamos juntos haciendo cosas en las que ambos están interesados. Incluyan expresiones verbales y escrita de amor, y regalitos que tienen significados sólo para ellos dos. Si el romance en el matrimonio se limita a la sexualidad las esposas se llegan a sentir más explotadas llamada.

Una queja que he escuchado muchas veces de las esposas es que hay poco cariño en su matrimonio. En una encuesta que dirigía hace algún tiempo, encontré que la mayoría de las esposas ponen la satisfacción sexual en muy alta importancia en su lista de lo que decían en el matrimonio. Pero la mayoría también pone la intimidad no sexual en un sitio más alto aún. Muchas manifestaron la satisfacción que sentían cuando se tomaba la mano con sus esposos, o se sentaron juntos a ver la televisión o a leer. Una esposa dijo que le gustaba que su esposo se preocupara por ella en la misma relación sexual.

A medida que el esposo aprenda a detectar y a trabajar en las variadísimas necesidades de su esposa, el amor en su matrimonio y todas las expresiones de ese amor mejorarán y crecerán.

Para la esposa

Quizás lo más importante que una esposa puede hacer para mejorar la relación sexual en su matrimonio el darse cuenta de que su esposo es también un ser humano con muchas necesidades, esperanzas y aspiraciones. Desafortunadamente, los medios de comunicación nos contaminan con la idea de que los varones sólo buscan una cosa en una relación. Adoptar esta errónea visión de los hombres es cometer una injusticia con ellos. Los varones, aún aquellos que puedan tener ideas equivocadas de las relaciones maritales, son también hijos de Dios, y tratarlos como tales puede ayudar mucho a mejorar la relación.

Muchas de las ideas que se aplican para los esposos también se aplican para las esposas. Así como los esposos necesitan allá tiempo para ellas, En la misma medida las esposas necesitan darse tiempo para ellos. Algunas esposas pasan mucho tiempo en el trabajo, en el cuidado de los niños o limpiando la casa. Cuando los hijos se van finalmente a dormir y los padres pueden tener un poco de privacidad las esposas prefieren hacer cosas”relajantes” –ver la televisión, hacerse manicura, leer un libro o hablar por teléfono– que pasar tiempo con sus maridos. Si sus esposos quieren estar con ellas, con frecuencia ella se sienten cansadas y emocionalmente dispuestas los hombres no van a agradecer y mucho menos a entender tales actitudes: si las actividades del día son verdaderamente tal extenuantes como para que una mujer tenga poco tiempo O fuerzas para desarrollar su relación con su esposo, ella o ambos podrían examinar la vida de ella cuidadosamente para decidir qué cosas pueden aplazarse o dejarse hablado por el bien de la relación más importante en la que ella podrá involucrarse jamás.

También los hombres agradecen el cariño. De alguna manera, tratándose de cariño, los hombres pueden ser tan románticos como las mujeres. Una esposa disfruta poner sus brazos alrededor de su esposa o besarla antes de irse en la mañana. Estas acciones no son necesariamente sexuales; son más bien su expresión romántica del amor que siento por ella. Si estas expresiones de cariño se topan continuamente con un frío “ahora no”, él puede llegar a sentir que su esposa es indiferente al amor que comparten. Estas expresiones de cariño son al esposo lo que las palabras de agradecimiento y las acciones de amabilidad son a la esposa. Una esposa que las rechaza le está diciendo a su esposo que él no le importa. Por otro lado, cuando ella será un instante para un gran abrazo, o mejor aún, inicia ella misma la acción cariñosa, ella hace más profundo el amor entre su esposo y ella.

Cuando se trata de sexualidad, algunas esposas insisten en reclamar sus “derechos”, específicamente su “derecho” a decir sí o a decir no. Pero el matrimonio es también una relación de responsabilidad y oportunidad. En el matrimonio, ambos compañeros tienen la oportunidad de dar. Creo que muy pocas esposas serán cuenta del poder que tienen para mantener a sus maridos física, emocional y espiritualmente cerca de ellas. Por otra parte, también creo que pocas esposas perciben el grado de frustración y alienación que siente un esposo cuando su esposa ignora sus intereses y necesidades. Creo que un Padre Celestial sabio y amoroso dio a las esposas la capacidad de adquirir una gran unidad con sus esposos. La clave es dejar el egoísmo a un lado.

El élder Perley P. Pratt dijo una vez que” nuestros afectos naturales fueron plantados en nosotros por el espíritu de Dios, haga un propósito sabio; y son la causa misma de la vida y de la felicidad. son el cimiento de toda sociedad de esposa y celestial.

“El hecho es que Dios creó al hombre, varón y hembra. El plantó en su alma esos afectos que se crearon para promover su felicidad y su unión” (Parker Pratt Rpbonson, ed. Writings of Parley Parker Pratt, Salt Lake City: Deseret News Press. 1952. p. 52-53) A medida que los esposos y las esposas aprendan a dar de sí mismos y a entender mutuamente sus necesidades y deseos, estos afectos crecerán hasta que, de hecho, "promuevan su felicidad y su unión”.


Brent A. Barrow, era, al momento de esta publicación, profesor asociado de Ciencias Familiares en la Universidad Brigham Young y sirve en la presidencia de una rama del Centro de Capacitación Misional de Provo, Utah.

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